EPSTEIN: EL RALENTI DEL SONIDO
9 NOV 2016
“El ojo precisa de una aproximación y un aumento en el espacio, obtenidos por una lente, para percibir que una valla, que parecía una superficie continua, está hecha de estacas clavadas a intervalos. El ojo precisa de un ralentizamiento, es decir de un aumento en el tiempo, para ver que el directo de un boxeador, que parecía un movimiento simple y rectilíneo, de velocidad constante, es en realidad una combinación de movimientos musculares múltiples e infinitamente variados. Del mismo modo, el oído precisa de una lupa para aumentar el sonido en el tiempo, es decir del ralentí sonoro para descubrir que, por ejemplo, el aullido monótono y confuso de una tormenta se descompone en una realidad más fina, en una muchedumbre de ruidos muy diferentes, nunca antes escuchados: un Apocalipsis de gritos, arrullos, borborigmos, guirigay, detonaciones, timbres y acentos, para la mayor parte de los cuales no existe ni siquiera nombre. Se puede también tomar un ejemplo menos rico: el ruido de una puerta que se abre o que se cierra. Al ralentí, ese ruido tan humilde, tan ordinario, revela su naturaleza complicada, sus caracteres individuales, sus posibilidades de significación dramática, cómica, poética, musical”.
Jean Epstein, El ralentí del sonido.