VOL II - DE LA LIBRE IMPROVISACIÓN

IMAGEN, MOVIMIENTO, SONIDO.

En su segundo volumen ESTUDIOS SONOROS trabajará sobre la práctica de la libre improvisación en un programa coordinado y dirigido por WADE MATTHEWS.

La libre improvisación es reconocida como un género musical desde sus orígenes en Inglaterra a mediados de la década de 1960. Pero cuanto más nos acercamos a ella, más constatamos que no es, precisamente un genero, mucho menos un estilo. Al igual que la composición, es una práctica. Pero así como la composición suele ser una actividad individual, la libre improvisación es, desde sus comienzos, múltiple. Vertebrada por el diálogo, esta práctica de creación colectiva no ha tardado en abrirse también a la creciente pluralidad medial del arte. Con su combinación de espontaneidad, rigor e interacción creativa, logra conjugar imagen, movimiento y sonido para generar formas tan inesperadas como fecundas.
En el fondo de estos diálogos está la capacidad de reconocer, desarrollar y explotar elementos compartidos por todas las prácticas mediales estructuradas por, o estructuradoras del tiempo: la memoria, la escucha en el sentido más amplio, la conciencia del cuerpo (propio y otro), el ritmo y la proporción. Igualmente, su práctica requiere y fomenta el desarrollo de la confianza, la capacidad de fluir, el sentido del riesgo y la vulnerabilidad, ésta última como fuerza y no debilidad.

Los participantes formaremos un grupo de improvisación en el que cada uno participará de forma activa y dialogante, tanto a nivel verbal/teórico como discursivo/artístico. Parte de este proceso puede ser el desarrollo de un dispositivo/instrumento personal con el que canalizar el discurso personal, sea visual, sonoro, de movimiento o cualquier combinación de ellos.
Además de las improvisaciones, habrá espacio en cada sesión para la reflexión, entendiendo la teoría como algo que ni es previo ni posterior a la práctica sino inseparable de ella.

No hace falta que los participantes sean grandes instrumentistas, músicos, cineastas, etc. ni tampoco que tengan un importante bagaje intelectual-teórico. Las clases son para aprender cosas que no sabemos, no para demostrar las que sí. La dirección del curso y su velocidad serán determinadas por los intereses y las capacidades de los participantes, dando por entendido que el punto de partida será siempre un equilibrio fecundo entre práctica y reflexión.

Todos los profesores son experimentados improvisadores, de forma que, además de compartir sus conocimientos y planteamientos, participarán en las improvisaciones y aportarán sus sugerencias.

"La práctica es un conjunto de conexiones entre un punto teórico y otro, y la teoría un empalme de una práctica con otra. Ninguna teoría puede desarrollarse sin toparse, en un momento dado, con una especie de muro, y se precisa la práctica para traspasarlo".                                         Gilles Deleuze, Los intelectuales y el poder

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